La 4ª etapa era la última etapa dura, y le teníamos un poco de respeto ya que, el primer día, un grupo de ciclistas que empezaban otra ruta desde Vielha nos dijo que nos tomásemos con calma la subida al Col de Menté, otros 20 km subiendo y 1.000 metros positivos.

Chocando nuestros plátanos por la última etapa 😛

Listos para salir
Pero al final, por lo menos para mi, la subida fue llevadera con buenas pistas y pendiente moderada.

José Luís subiendo con su peculiar estilo de pedaleo

Parada para reagrupar y ver cuanto nos queda de subida

Había muchas babosas

Un aperitivo 😛

Subiendo entre la niebla

Algún tramo más complicado de subida, pero por lo general pista en buen estado

¡Ya estamos arriba!

El grupo en el Col de Menté
Paramos a beber y comer en el restaurante que hay en el Col de Menté, ambientado por el próximo paso del Tour de Francia.

Ambiente de Tour de Francia

¿Te lo vas a comer todo?

Pese a que Mario no quería, ¡postre! 😛
La bajada del Col de Menté fue casi toda por sendas muy divertidas, pero muy peligrosas por las piedras mojadas, y en un tramo muy muy resbaladizo Mario sufrió una fuerte caida, que creo que hoy aun le queda marca. En la caída también se le rompió parte del cable de cambio trasero, pero no suponía mucho problema ya que no quedaban muchos kilómetros de montaña.

Kike bajando entre el barro y las piedras mojadas

Maya en modo descenso

Al fondo el valle barrido por la riada del río Garona

Contentos porque ya casi tenemos la Pedals d’Occitanía en el bolsillo

Última bajada por senda
Al bajar al valle, el resto del recorrido de la Pedals d’Occitania lo tendríamos que hacer por carretera, ya que el recorrido original había sido barrido por la riada del Rio Garona y había desaparecido parte del camino y algunos puentes se habían roto.

Entrando en España

Después de bastantes días después de la riada, las presas siguen con mucho caudal
Teníamos el Hotel en Les, y se nota que ya estamos en España por la cantidad de bares 😛

De cervezas en el bar
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